La Verdad 24/8/05 Vacían centenares de cuentas con tarjetas bancarias clonadas
La banda obtenía las claves con cámaras de vídeo o teclados superpuestos en los cajeros automáticos
G. C./MADRID
Agentes de la Policía Nacional, en colaboración con los Mossos d´Escuadra, han desarticulado una banda criminal, compuesta por 22 personas, dedicada a clonar tarjetas bancarias de clientes de todo el litoral mediterráneo y a vaciar centenares de sus cuentas corrientes. Los 22 detenidos, en su mayoría rumanos, han pasado a disposición judicial. Ocho de ellos han sido encarcelados por el juez de guardia.
Los integrantes de la banda, perfectamente organizados, se dedicaban a conseguir el código secreto de su víctima, para después falsificar su tarjeta y poder extraer todo el dinero posible de la cuenta, a través de los cajeros automáticos o los comercios. Los códigos secretos y el resto de datos de las víctimas los obtenían mediante la colocación de micro-cámaras en las entidades bancarias o con la ubicación de teclados falsos superpuestos al del cajero o de lectores magnéticos. Con las tarjetas clonadas habrían estafado entre 3.000 y 6.000 euros al día.
La operación Copito comenzó en febrero pasado, una vez que las fuerzas de seguridad detectaron un incremento de este tipo de estafas en el litoral mediterráneo, siempre con un patrón delictivo común. Los investigadores policiales trabajaron de forma conjunta con distintas entidades bancarias para intentar localizar a los delincuentes. Las empresas financieras dieron todas las facilidades porque la reiteración delictiva creó cierta alarma social entre los clientes y usuarios del sector bancario. La organización estaba perfectamente estructurada. Un primer grupo lo formaban los encargados de captar las numeraciones y los códigos de acceso de las tarjetas. El segundo falsificaba las tarjetas. Un tercero se encargaba de usar las tarjetas falsificadas en los cajeros para sustraer el dinero de las cuentas clonadas. Un cuarto grupo estaba dedicado a la falsificación de documentos públicos o privados para la banda.
Una parte del dinero obtenido por la organización era enviado a diferentes receptores situados en España y en otros países como Canadá, Brasil, Rumanía, Bulgaria, Bangladesh, Vietnam, Alemania, Pakistán o Líbano. La otra parte del dinero la empleaban en la compra de aparatos informáticos, que posteriormente vendían en los mercados de terceros países. La investigación permitió también desmantelar el laboratorio de falsificación de la banda, situado en Valencia.
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