Si alguien pensó que el año nuevo desterraría para siempre el humo de nuestros desayunos, tapeos y comidas, se equivocó de pleno. Bares y restaurantes murcianos se han tomado sin prisas la adecuación a la nueva ley antitabaco. En la mayoría de ellos, ayer se seguía fumando como si nada hubiera cambiado, tal y como pudo comprobar La Verdad en un recorrido por el centro de Murcia y Cartagena en busca de espacios sin humo.
La norma, que entró ayer en vigor, obliga a los locales inferiores a 100 metros a especificar con carteles si permiten o no fumar en sus establecimientos. En los que superan el centenar de metros, la prohibición es total, salvo que el propietario decida establecer zonas de no fumadores que no superen el 30% del establecimiento, y que estén perfectamente delimitadas. Esta es la teoría. Porque la práctica está todavía lejos del papel. Los carteles obligatorios brillan por su ausencia en la mayoría de bares y cafeterías. Entre otras cosas, porque la Comunidad Autónoma no ha promulgado todavía la norma que determinará cómo serán esos carteles de señalización. Así que los hosteleros que han querido cumplir con el deber que les marca la nueva ley no han tenido más remedio que confeccionar sus propios indicativos, todavía no oficiales. «Los he sacado de Internet», reconocía el propietario del Hispano, Baltasar Abellán. Los restaurantes de mayor tamaño, como el suyo, son los que primero se están adecuando a la legislación. En este establecimiento, por ejemplo, ayer ya no se pudo fumar. Carteles con la indicación espacios sin humo recordaban la entrada en vigor de la ley.
«Tengo espacio para hacer zona de fumadores, pero hoy he decidido que no se fumaba en todo el local, porque es un día de comidas familiares y vienen muchos niños. A partir de los próximos días sí tendremos un espacio para quien quiera encenderse un cigarrillo», señalaba Abellán.
«Manga ancha»
Cerca de allí, en El Mesón de José Luis, los camareros colocaban los carteles de prohibido fumar. «Hoy estamos haciendo un poco de manga ancha», reconocía el propietario, José Luis Guirao. De hecho, se podía ver a algunos clientes fumando aunque, eso sí, en la zona que en principio Guirao tiene previsto destinar a los que decidan continuar enganchados al cigarrillo. En el Mesón no tendrán problemas para delimitar los espacios, porque disponen de dos plantas. Pero en otros sitios no lo tendrán tan fácil. Por eso, la ley ha establecido una moratoria de ocho meses para que los hosteleros puedan hacer las obras necesarias con las que separar claramente los espacios con y sin tabaco.
Un margen que hace que no existan demasiadas prisas en muchos establecimientos. En algunos locales inferiores a 100 metros todavía no sabían si terminarán permitiendo o no el tabaco. Los que ya lo habían decidido lo tenían claro: el humo seguirá presente en sus locales. Nadie quiere arriesgarse a perder clientes.
La ley entró ayer en vigor, pero será hoy cuando pueda comprobarse el efecto de otra prohibición: la de fumar en los centros de trabajo.
laverdad.es Lunes, 2 de enero de 2006 |