El equipo de siete inspectores que la Dirección General de Salud Pública ha destinado a vigilar el cumplimiento de la Ley Antitabaco ha abierto ya 115 expedientes a bares, restaurantes, comercios y lugares de trabajo. Sin embargo, todavía no se ha aplicado ninguna sanción. Sanidad ya anunció a principios de año que, en una primera fase, la actividad de los inspectores sería más informativa que punitiva. La Consejería prevé aumentar el equipo inspector con un nuevo funcionario, y reforzará los controles después del verano, cuando acabe la moratoria para aquellos establecimientos hosteleros que deben adaptar sus locales para separar las zonas de fumadores y no fumadores. «La ley se aplicará con rigor; si hay que sancionar se hará», afirma Francisco García Ruiz, director general de Salud Pública.
Además, por el momento sólo se han hecho inspecciones a instancia de denunciantes, salvo en el caso de establecimientos hosteleros, donde se ha incluido el control del cumplimiento de la Ley Antitabaco en las visitas habituales del equipo de inspectores del Servicio de Seguridad Alimentaria y Zoonosis de Salud Pública. «Se han realizado más de 1.000 actuaciones de este tipo», explica Blas Marsilla, jefe de este servicio.
De las 115 denuncias que ha recibido Sanidad, sólo tres corresponden a empresas. El cumplimiento de la norma en los centros de trabajo es «alto», explica Francisco García Ruiz. Un resultado que ha sorprendido. «Había dudas», reconoce. La imagen de los trabajadores cigarrillo en mano en la puerta de las empresas se ha convertido en cotidiana y habitual. Si la ley ha cuajado en los centros de trabajo, no se puede decir lo mismo de bares y restaurantes. La mayor parte de las denuncias se han producido en la hostelería, que ha concretado 57 expedientes. Las confiterías-cafeterías se llevan la palma, con 36 expedientes. En total, la Dirección General de Salud Pública ha llevado a cabo 415 actuaciones relacionadas con la Ley Antitabaco. De ellas, 85 inspecciones motivadas por denuncias de particulares, 30 por denuncias de organismos públicos y 50 visitas a centros de la administración pública. En general, el balance es positivo, aunque Sanidad reconoce la confusión existente en el sector hostelero. «La ministra dijo que si los bares y restaurantes menores de cien metros seguían dejando fumar habría que dar un paso más allá y prohibir el tabaco de forma radical -explica Francisco García Ruiz-; ella misma introdujo la incertidumbre, y ahora muchos hosteleros no se atreven a hacer obras para diferenciar las zonas de fumadores y no fumadores, porque piensan que puede ser una inversión perdida si finalmente la prohibición se extiende a todo el local».
Fracaso en hostelería
Según la patronal Hostemur, más del 95% de los establecimientos menores de cien metros permiten fumar. Un fracaso del espíritu de la ley. Además, en los locales grandes, donde en principio sólo puede reservarse un 30% de la superficie total a los fumadores, hay cierta laxitud. Muchos comenzaron cumpliendo a rajatabla la norma, pero han dado marcha atrás ante la pérdida de clientes. Es lo que les ha pasado a los dueños de La Taberna del Abad, junto a la plaza de Santa Catalina. «Pensamos que por higiene y salud era mejor no permitir el tabaco, pero se quejaron muchos clientes habituales, y finalmente decidimos volver a dejar que se fume hasta que termine la moratoria, en agosto», explica Vanesa Mateos. Ahora, y pese a que su local tiene más de cien metros, se puede fumar en todo el establecimiento. Algo que ocurre en un buen número de locales donde, por el momento, gana el humo. Muchos esperan, además, que el desarrollo de la ley que debe llevar a cabo la Comunidad Autónoma abra la mano. Sin embargo, García Ruiz asegura que tan sólo se está estudiando la posibilidad de permitir el tabaco en celebraciones privadas, como bodas o bautizos |
