Los afectados de Fórum y Afinsa desconocen, un año después, cuánto y cuándo cobrarán
07/05/2007

La Verdad 7/5/07 La justicia reconoce que la mayoría no podrá recuperar su dinero, pues los sellos apenas cubren el 10% de lo invertido
J. A. B./COLPISA. MADRID
Está a punto de cumplirse un año de la operación judicial más importante de los últimos años -sólo comparable a la relativa a la corrupción en Marbella-, y para los afectados parece casi que fuera ayer mismo. El 9 de mayo de 2006, a primera hora de la mañana, un amplio despliegue policial procedía al registro y posterior clausura de las oficinas que Fórum Filatélico y Afinsa tenían repartidas por buena parte de la geografía española. Ese mismo día, los bienes de ambas empresas, dedicadas desde los ochenta a la compra-venta de sellos como forma de inversión declarada, eran intervenidos por la Audiencia Nacional, que antes había detenido a sus principales gestores.

Fue todo un sobresalto en el país, sobre todo por el gran número de perjudicados: en principio, se habló de 350.000, pero los último datos actualizadaos por los administradores judiciales sitúan el número de clientes con contrato en 459.000. En cuanto al volumen del fraude, la cifra se eleva a 6.203 millones, casi el doble de los 3.500 que apuntaban los primeros cálculos de Hacienda, origen de la investigación.

Pero lo principal es el drama de la multitud de afectados que, doce meses después, aún desconocen cuánto y cuándo cobrarán los ahorros que invirtieron -la Fiscalía estima que la mayoría «no recuperará su dinero»-. La administración les habló en su día de distintos tipos de ayudas y apoyos pero, en la práctica, sólo han llegado los créditos blandos a interés cero -el plazo para pedirlos comienza el 15 de junio próximo- del Estado, que cubrirán como máximo un 15% de la deuda reconocida y que habrá que devolver en un máximo de cinco años.

Manipulación

El principal gancho de esta supuesta estafa piramidal a gran escala -ofrecer duros a cuatro pesetas, como reza el dicho- era la rentabilidad ofrecida por contrato -hasta cinco veces más que la normal-, y su talón de Aquiles radicaba en la propia esencia del negocio filatélico, que no puede asegurar la revalorización de sus productos y mucho menos aún de manera generalizada. De hecho, una de las claves para que los sellos se encarezcan es que exista poca oferta y, sin embargo, entre Fórum y Afinsa llegaron a reunir 271 millones de unidades -eso, sin contar las miles que, según la Policía, se destruyeron para elevar el valor de forma artificial-, una cifra que les permitió controlar el mercado internacional.

Este atractivo negocio, sin embargo, tenía los pies de barro, como lo demuestra que, según las cuentas de los administradores judiciales, los activos conjuntos de Fórum y Afinsa -1.536 millones de euros entre sellos, inmuebles, obras de arte y otras inversiones a duras penas cubren una cuarta parte de su pasivo (6.203 millones de euros), e incluso se quedarían en el 10% si se estimase sólo el valor de las estampillas. La pregunta es clara: ¿por que no se descubrió antes un agujero tan descomunal? Y la respuesta resulta tan obvia como descorazonadora: los administradores de las dos empresas se aprovecharon del vacío legal existente en este sector bajo sospecha.

Las inversiones en bienes tangibles -sellos, obras de arte, antigüedades, árboles e incluso animales- se regulaban hasta ahora a través de una simple disposición adicional de la ley de instituciones de inversión colectiva, donde se les considera de forma genérica productos de consumo y se deja su control en manos de las comunidades autónomas.

 

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